Al observar el número total de casos de abuso y negligencia infantil investigados en el condado de Wood en 2020, la reacción inicial es que hubo poco impacto de la pandemia de coronavirus. Hubo 795 casos el año pasado, en comparación con 811 en 2019. Pero, profundiza, dijo Dave Wigent, director del Servicio de Trabajo y Familia del Condado de Wood.
"Como es de esperar el coronavirus tuvo un impacto en nosotros. El mes de abril (2020) fue muy diferente a los meses anteriores", dijo recientemente a los comisionados. En todo el estado, cuando la pandemia golpeó en marzo de 2020, los informes de abuso y negligencia infantil se redujeron entre un 30% y un 40%, dijo.
"Como he dicho antes, no creo que el COVID haya curado el abuso infantil", dijo Wigent.
"Lo que ocurrió fue que los denunciantes no veían a los niños: Los profesores de los colegios, los orientadores, los entrenadores deportivos, las personas que normalmente nos llamaban por teléfono para informarnos. "Hubo un descenso inicial, pero a medida que avanzaba el año, volvieron a repuntar".
Brandy Laux, supervisora de evaluación, dijo que el departamento investigó 795 casos de abuso y negligencia infantil el año pasado, 16 menos que en 2019. En abril de 2020, hubo 49 informes; normalmente hay entre 70 y 80 ese mes. En mayo hubo 60, frente a los 83 de 2019.
"Esos dos meses son los que probablemente nos golpean más", dijo Laux. "El personal de la escuela es uno de nuestros mayores reporteros. Así que, al no estar la escuela, y cuando todo se cerró, ni siquiera estaban haciendo virtuales, por lo que no estaban viendo a los niños a través de Zoom ni nada."
Muchas de las nuevas quejas del otoño estaban relacionadas con el absentismo escolar, niños que no asisten o no ven las clases, dijo. De los 795 casos, 400 eran de negligencia, dijo Laux. Negligencia significa muchas cosas diferentes, dijo.
Hay muchas categorías, incluida la negligencia en la supervisión. Las quejas de la comunidad educativa pueden incluir que los niños no estén vestidos para el tiempo, que pidan comida, que digan que están solos en casa y que informen de que sus padres consumen drogas.
A veces la gente denuncia que un niño necesita atención médica o dental si no puede comer por tener los dientes en mal estado. Algunos niños son víctimas de la negligencia ambiental, con olor a heces y orina de mascotas.
Laux dice que a veces hay una línea muy fina. "Las condiciones del hogar son importantes", dijo. "El mero hecho de tener la casa sucia no es necesariamente una amenaza para la seguridad de los niños", añadió Wigent. "El público suele querer aplicar sus propios valores y normas".
Wigent añadió que la Universidad Estatal de Bowling Green hizo una vez un estudio con el JFS sobre el abuso de opioides. Su teoría, dijo Wigent, era que los padres serían más propensos a abusar de sus hijos cuando se drogan. "Estaba equivocado. Era mucho más probable que se descuidaran", dijo. "Algo de eso es que, si eres adicto, pasas mucho tiempo en el sofá, mucho tiempo persiguiendo tus drogas y no te ocupas de tus hijos".
En 2020, el JFS también recibió otras 858 llamadas que no investigaron porque no cumplían los criterios para abrirlas. "Eso es más o menos el promedio", dijo Laux. "Ese porcentaje de detección de la mitad ha sido bastante consistente para nuestro condado durante muchos años", dijo Wigent. "Me siento muy cómodo con cómo lo hacemos aquí".
Dijo que existe la idea errónea de que se toman medidas legales en la mayoría de los casos. "Tratamos de mantener a los niños en el hogar tanto como podemos y desviar tantos como podamos del sistema legal", dijo Wigent.
Laux dijo que entre 80 y 100 de los 795 casos llegaron a los tribunales. "Cuando se miran las 1.600 llamadas, es un porcentaje muy pequeño el que acaba en los tribunales", dijo Wigent. "Esa no es la función de nuestra agencia", dijo sobre la presentación de cargos.
Una novedad, debido a la pandemia, son las reuniones del equipo de familias, en las que participan los trabajadores del caso, los miembros de la familia, el apoyo familiar y los proveedores de servicios. Comenzaron en septiembre y en diciembre se habían realizado 48 reuniones de equipo, unas 10-15 al mes.
"Parecen ser beneficiosas para mantener a todos en la misma página y hacer que la familia entienda cuáles son nuestras preocupaciones", dijo Laux. La pandemia también ha afectado duramente al sistema y al personal del JFS.
Continuaron trabajando cara a cara y con las familias, y algunos enfermaron. En un momento dado, el 20% del personal de investigación estuvo en cuarentena. "Nunca dejamos de salir y hacer todo eso cuando el mundo se cerró", dijo Laux. "Tenemos que garantizar la seguridad de los niños y eso no se puede hacer por una llamada de Zoom".
Wigent dijo que al personal del JFS no se le dio prioridad para el equipo de protección personal o las vacunas. Añadió que, a nivel local, el JFS cuenta con todo el personal y los fondos necesarios.
"Estamos luchando con nuestras agencias asociadas que se han visto muy perjudicadas por el coronavirus. La contratación y retención de personal en el ámbito de la salud mental es muy difícil ahora mismo. Y si no tienen personal, no pueden atender a nuestros niños. "Los necesitamos desesperadamente", dijo Wigent.
