Detroit - Un niño de 6 años fue atado con bridas en una caravana sucia porque se metía en las cosas de la casa, según determinó un jurado el viernes.
Errown Scott y Gwendolyn Alexander trataron al niño de 6 años "como a un perro", dijo la fiscal adjunta del condado de Wayne, Abigail McIntyre, durante el juicio con jurado celebrado la semana pasada. Le ataron las manos y los tobillos, y lo ataron al sofá para evitar que se metiera en las cosas.
Los jurados -uno para cada acusado- emitieron sus veredictos el viernes, declarando a Scott culpable de tres cargos de abuso infantil y declarando a Alexander culpable de tortura y tres cargos de abuso infantil. Los jurados declararon a Scott no culpable de tortura y de un cuarto cargo de abuso de menores y a Alexander no culpable del cuarto cargo de abuso de menores.
Scott y Alexander, que estaban en libertad bajo fianza, no comparecieron el viernes ante el tribunal. Hay una orden de detención contra ellos.
El abogado de Scott, Michael McCarthy, y el de Alexander, William Glenn, argumentaron durante el juicio que los fiscales no tenían pruebas para demostrar sus casos.
La policía encontró a tres niños de 6 años o menos viviendo en la caravana de Detroit. El niño de 6 años tenía las muñecas y los tobillos hinchados con marcas alrededor de ellos y moratones en la cara y arriba y abajo de las piernas, dijo McIntyre. El interior de la caravana estaba sucio, con comida abandonada y recipientes con orina y heces, dijo la fiscalía, y no había agua corriente en la caravana.
El niño testificó durante el juicio que Scott le ató las manos por delante del cuerpo y le ató los tobillos porque se metía en las cosas. Su hermana menor dijo que lo ataban cuando se metía en problemas.
Dijo que pidió a Scott y a su madre que dejaran de atarlo porque le hacía daño, pero que no le hicieron caso.
Scott dijo a la policía que golpeaba al niño de 6 años en las nalgas con un cinturón o una sandalia, y Alexander también admitió haber atado a su hijo y haberle golpeado en la cara, dijo McIntyre.
Cuando el niño de 6 años entró en la sala para declarar, Alexander enterró su cara entre las manos y empezó a llorar.
