A medida que se relajan las restricciones en nuestra región, muchos niños vuelven a las aulas. Sin embargo, una sombría realidad pesa sobre los trabajadores sociales, que se preparan para un aumento de los casos de abuso infantil.
Antes de la pandemia, los profesores solían ser los primeros en alertar sobre posibles abusos a menores, debido a la interacción diaria con sus alumnos.
Pero desde hace casi un año, imparten clases a distancia e interactúan con los niños únicamente a través de la pantalla de un ordenador. Durante este tiempo, el número de casos de abuso infantil denunciados descendió. Michelle Moses es la directora de Pathways en Santa María y ayuda a colocar a niños en situación de riesgo en hogares de acogida.
Dice que con la reapertura de las escuelas y con más ojos puestos en los niños, espera que aumente el número de casos.
"Los educadores están capacitados para saber que algo puede no estar bien en una situación o que una familia puede necesitar apoyo o medidas preventivas antes de que las cosas lleguen a un punto en el que tengan que ser detenidos. Los educadores no son capaces de poner en práctica esas cosas porque todo está en línea", dijo Moses.
Muchas familias de la Costa Central y más allá abren sus hogares a niños de acogida y a menudo adoptan a niños necesitados.
Con el aumento previsto de casos, se necesitan más hogares de acogida locales en los condados de San Luis Obispo y Santa Bárbara.
