A medida que la pandemia se extendió por Estados Unidos en 2020, el número de niños asesinados aumentó vertiginosamente, al igual que el de heridos por armas de fuego, según informaron científicos en dos estudios el lunes.
La mayoría de los homicidios se produjeron entre niños negros, y casi la mitad entre niños del sur de Estados Unidos. Cada uno de estos grupos representó también la mayoría de los niños ingresados en hospitales pediátricos con heridas por arma de fuego.
La tasa de homicidio infantil en los Estados Unidos aumentó alrededor del 28% en 2020, de 2,2 por cada 100,000 en 2019 a 2,8 por cada 100,000 en 2020, encontraron investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
El homicidio es la principal causa de muerte entre los niños estadounidenses, lo que convierte a Estados Unidos en un caso atípico entre las naciones desarrolladas similares, donde los accidentes automovilísticos, el cáncer y otras enfermedades y lesiones son las principales causas de muerte.
Aproximadamente la mitad de ellas se deben a armas de fuego. Pero los niños más pequeños tienen más probabilidades de morir por agresiones físicas que por armas de fuego, incluidas palizas o ataques con objetos afilados o contundentes.
Los homicidios por arma de fuego también han aumentado mucho entre los niños en los últimos años. En una revisión de datos recientes sobre armas de fuego, The New York Times informó la semana pasada que los homicidios con armas de fuego que involucran a niños habían aumentado en más del 73% desde 2018 y que la disparidad en el riesgo entre los niños negros y los demás se estaba ampliando rápidamente.
Los autores del nuevo estudio, publicado en JAMA Pediatrics, dijeron que los datos destacaban una preocupación de salud pública "que justifica una atención inmediata." Los homicidios infantiles son "fundamentalmente prevenibles", pero son cada vez "más frecuentes, no menos", según un editorial adjunto.
En general, los niños mayores y los varones de todas las edades tenían más probabilidades de ser víctimas de la violencia armada que los niños más pequeños y las niñas. El C.D.C. constató un descenso general de las tasas de homicidio entre las niñas, los bebés y los menores de 6 años, así como entre los niños blancos, los asiáticos o de las islas del Pacífico y los del noreste.
Los homicidios de niños pequeños suelen producirse en el hogar o en sus inmediaciones, y en la mayoría de los casos son perpetrados por padres y cuidadores. Los homicidios suelen estar relacionados con el maltrato y el abandono infantil y reflejan las tensiones que sufren las familias, afirma la Dra. Elinore J. Kaufman, cirujana traumatóloga de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania y coautora del editorial que acompaña al estudio sobre homicidios.
"No creo que estemos haciendo un buen trabajo cuidando de las familias, y eso se nota", dijo la Dra. Kaufman en una entrevista.
Los niños mayores y los adolescentes, por otra parte, tenían más probabilidades de morir en altercados con conocidos o desconocidos en lugares públicos, señaló. Es más probable que en estos asesinatos intervengan armas de fuego, y la violencia refleja las privaciones que afectan desproporcionadamente a la población negra y a otras comunidades de color.
El estudio señalaba que la segregación racial exponía a los niños de color a "pobreza concentrada, sistemas educativos segregados e infradotados, peligros medioambientales, falta de espacios de juego seguros y oportunidades limitadas".
Los investigadores sugirieron que estas condiciones de vida desiguales podrían desempeñar un papel importante en las disparidades persistentes en las tasas de homicidio infantil.
Como cirujana traumatóloga, la Dra. Kaufman ha sido testigo de las consecuencias de la violencia récord con armas de fuego en Filadelfia, que aumentó durante la pandemia y ha continuado con pocos indicios de remitir.
"Estamos en ese punto álgido y no vemos grandes mejoras, salvo quizá un poco", afirmó la Dra. Kaufman.
El aumento de los homicidios de menores forma parte de una tendencia que dura ya una década. Las tasas han estado aumentando lenta pero constantemente desde 2013 después de disminuir de 2007 a 2013. En 2020, el primer año de la pandemia, la cifra se disparó, y 2.058 niños de 17 años o menos fueron víctimas de homicidio, frente a los 1.611 de 2019.
El lunes también se publicó en JAMA Pediatrics una carta de investigación de cirujanos pediátricos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Utah. Ese estudio comparaba el número de niños que acudían a los hospitales pediátricos del país para recibir atención durante dos periodos de 21 meses, uno de ellos previo a la pandemia y el otro a partir de abril de 2020, cuando la pandemia estaba ganando terreno.
El número de niños que solicitaron atención por heridas de arma de fuego aumentó a 2.759 durante el segundo periodo de 21 meses, frente a los 1.815 del primer periodo, lo que supone un incremento de algo más del 50%.
