HARTFORD - Los padres de un bebé al que se le detectaron lesiones cerebrales en una visita rutinaria al médico a la edad de 12 meses declararon el martes que vieron cambios en él después de que le dejaran quedarse con su pastor en Manchester unos dos meses antes.
Después de la visita de aproximadamente 10 días con el ministro Robert Lee Nichols y su esposa en su casa de Botticello Drive en el verano de 2013, el niño "no era tan feliz como lo era normalmente" y "perdió la luz que había en sus ojos", testificó su madre.
También dijo durante el primer día de testimonio en el juicio de Nichols, ahora de 44 años, acusado de agresión en primer grado y riesgo de lesiones a un niño que su hijo se ponía pálido y vomitaba, algo que, según ella, rara vez había hecho antes.
El padre del niño, ahora divorciado de su madre, testificó que el bebé "parecía desnutrido" tras su estancia en casa de Nichols.
"Estaba sombrío", añadió el padre.
Hearst Connecticut Media no revela los nombres de los padres para proteger la identidad del niño.
Ninguno de los progenitores declaró haber presenciado cómo Nichols abusaba de su hijo. El testigo que se espera que ofrezca tal testimonio está programado para declarar el miércoles.
Ambos progenitores declararon que crecieron en hogares cristianos estrictos. En la iglesia de Pensilvania en la que creció, dijo la madre, había una ilustración que utilizaba "paraguas de autoridad" para mostrar una jerarquía, con Dios y Jesús en la cima, el pastor a continuación, luego el marido, seguido de la esposa y finalmente los hijos.
Después de asistir a un pequeño instituto bíblico en Virginia Occidental y trabajar en la oficina de una iglesia en Misuri, llegó a Connecticut para trabajar en un ministerio infantil, deseosa de colaborar con las iglesias del norte de Hartford. Dijo que conoció a Nichols en un evento de networking, donde él habló de orar con la gente de Hartford y regalar pan, dos cosas que le atrajeron.
Empezó a asistir a los servicios de su iglesia, donde dijo que le "gustaba el mensaje" y no le preocupaba que la asistencia a los servicios fuera sólo de unas 10 personas.
Con el tiempo, ella y su futuro marido se unieron a la iglesia y se casaron con Nichols. Ella dijo que se esperaba que contribuyeran con el 10 por ciento de sus ingresos brutos a la iglesia y se les exigió que asistieran a sesiones de asesoramiento con Nichols, donde los temas incluían su relación sexual.
"Era muy humillante", dijo.
Su ex marido dijo que se le animó a romper los lazos con los miembros de su familia. Dijo que creía que Nichols hablaba de parte de Dios y que Nichols se lo dijo muchas veces.
La familia Nichols tenía un negocio de guardería a domicilio, y la pareja inscribió allí a su hijo poco después de su nacimiento. La esposa dijo que su estancia de aproximadamente 10 días con la familia Nichols comenzó cuando su marido enfermó y ella posteriormente enfermó también. Cuando se recuperaron, no les permitieron ver a su hijo inmediatamente.
Dijo que Nichols le dijo "que mi hijo era rebelde", lo que él atribuyó a que ella era rebelde.
Pero al mes siguiente, la familia del niño se trasladó al hogar de Nichols. Cuando el descubrimiento de la lesión cerebral del niño dio lugar a una investigación policial, admitió la esposa, no se mostró del todo comunicativa con la policía ni ofreció las posibles explicaciones de la lesión que, según ella, Nichols había sugerido.
Perdió la custodia de su hijo durante un tiempo, lo que la llevó a abandonar el hogar de Nichols y, finalmente, a abandonar también a su marido.
