Logan Bradley Cranham tocó a la chica de forma inapropiada en dos ocasiones, y aunque ella se sintió "incómoda y rara" en ese momento, no fue hasta que aprendió sobre "los buenos y malos toques" en la escuela cuando se dio cuenta de lo que el entonces joven de 17 años le había hecho.
Fue detenido y no hizo ningún comentario en el interrogatorio policial. Después de que los agentes le ordenaran entregar sus dispositivos, se negó a darles las contraseñas.
Finalmente, descifraron las cerraduras y se encontraron con un alijo de casi 2.500 imágenes de abusos a menores en su portátil y su teléfono.
Incluía diez vídeos y 24 imágenes de categoría A, las más graves. Entre la biblioteca había fotos de niños de apenas tres años, así como de una joven adolescente atada por las muñecas y los tobillos.
También había pruebas de una estructura de carpetas, de que había utilizado términos de búsqueda para filtrar el alijo, y de que estaba protegido por contraseña.
Cranham, de Fleetwood Rise en Atworth, cerca de Melksham, se había declarado inicialmente no culpable de dos cargos de agresión a un niño por penetración y seis cargos de hacer imágenes indecentes. Pero el que iba a ser el primer día de su juicio, en febrero, cambió su declaración a culpable.
Su víctima, sin embargo, ya había sido interrogada en una audiencia pregrabada de la sección 28.
El juez Peter Crabtree sentenció a Cranham en el Tribunal de la Corona de Swindon el martes (26 de abril): "El nivel de delincuencia en este caso es tal que sólo la custodia inmediata es adecuada en este caso". El ahora joven de 20 años fue condenado a dos años y diez meses en un instituto para jóvenes delincuentes.
El fiscal, Rob Welling, dijo al tribunal que la víctima de Cranham "tenía suficiente perspicacia para saber que lo que el acusado estaba haciendo era un mal contacto".
El Sr. Welling pasó a leer al tribunal una declaración personal de la madre de la denunciante, en la que se exponía el impacto tanto en la niña como en su familia. "[La víctima] ha estado más callada y se enfada más a menudo. Le falta motivación y es más reservada. "Solía hacer muchos clubes pero ha perdido el interés en ellos.
"El impacto desde que descubrió el abuso [de su hija] ha sido traumático tanto para mí como para [su pareja].
"Los dos tenemos mucha ansiedad y nos cuesta confiar en nadie. Nos hemos distanciado de muchos amigos y familiares".
También dijeron que sienten que le han "fallado" a su hija, y que se preocupan "constantemente" por el efecto que esto tendrá en el resto de sus vidas.
En su defensa, Anjali Gohil dijo: "Nada de lo que diga a modo de atenuación en nombre de este acusado tiene por objeto minimizar el dolor que sienten [la víctima] y su familia, el dolor y la angustia que se les ha causado".
Dijo que Cranham tenía un "historial algo caótico" y lo describió como "inmaduro y socialmente aislado e inepto". "Hay un genuino remordimiento, no ha intentado de ninguna manera [minimizar] lo que ha hecho, ni disputar nada de lo que ha dicho [la víctima]".
Apeló al juez Crabtree para que le impusiera una orden comunitaria o una sentencia suspendida para que Cranham pudiera recibir ayuda para tratar su delito. "Se ha presentado para dar la cara", dijo.
El juez Crabtree dijo que su continua negación de que se sentía atraído sexualmente por la chica era "preocupante", y citó un informe de libertad condicional que decía que tenía pocas probabilidades de reincidir, pero que suponía un riesgo para los niños.
El juez rebajó a Cranham un tercio de su condena por las dos agresiones sexuales, ya que era menor de edad en el momento de cometer los delitos, y un descuento de algo más del 5% por su declaración el día del juicio.
En total, la condena es de dos años y diez meses en un instituto de menores.
También estará sujeto a una orden de prevención de daños sexuales por tiempo indefinido, que restringirá su contacto con niños y el uso de Internet, y deberá firmar el registro de delincuentes sexuales.
