Los jóvenes de todo el país atraviesan una crisis de salud mental. Según datos recientes de los CDC, los adolescentes, especialmente las chicas, están registrando niveles récord de tristeza, desesperanza y pensamientos suicidas. Esta depresión cada vez más profunda entre los jóvenes se ha visto alimentada y exacerbada por el venenoso modelo de negocio de las grandes tecnológicas, que antepone los beneficios a la seguridad, lo que acentúa la urgencia de las reformas necesarias. Nuestra Ley de Seguridad Infantil en Internet, que volvemos a presentar hoy, protegerá y empoderará a los jóvenes frente a los contenidos tóxicos que les dirigen los algoritmos de caja negra y exigirá responsabilidades a las grandes tecnológicas.
Presentamos por primera vez la Ley de Seguridad Infantil en Internet hace más de un año, después de que unos reportajes pusieran de manifiesto cómo las plataformas online anteponen los beneficios a la seguridad de los niños. Gracias a las pruebas de los denunciantes, el mundo vio de primera mano lo que Facebook sabía y ocultaba desde hacía mucho tiempo: que estaba dirigiendo a sabiendas contenidos tóxicos, adictivos y peligrosos a los jóvenes para maximizar sus beneficios.
Las redes sociales pueden tener muchos aspectos positivos y beneficiosos. Pueden forjar comunidades solidarias, ser un recurso útil y fomentar la creatividad.
Pero Facebook sabía que los jóvenes a menudo se sienten peor por culpa de las redes sociales. Sabía que sus productos estaban relacionados con trastornos alimentarios, depresión y suicidio. Y en lugar de abordar el problema, lo ocultó. ¿Por qué? Porque ese dolor les hace ganar más dinero, a ellos y a otras empresas de redes sociales.
Celebramos una serie de audiencias de investigación. Convocamos a ejecutivos, expertos y defensores de las grandes empresas tecnológicas para comprender el alcance del problema.
En el Congreso, a menudo discrepamos de nuestros colegas, pero todos estamos de acuerdo en la necesidad de un cambio. Tras cinco audiencias y en consulta con las partes interesadas, redactamos la Ley de Seguridad Infantil en Internet.
Los objetivos de esta ley son sencillos: dar a los jóvenes y a los padres herramientas y salvaguardias para recuperar el control de su vida en línea y garantizar que las plataformas en línea rindan cuentas.
La Ley de Seguridad Infantil en Internet obligará a las plataformas a desactivar por defecto las funciones adictivas de los productos y permitirá a los jóvenes optar por no recibir recomendaciones algorítmicas, dándoles así más control sobre su experiencia en la red.
Nuestro proyecto de ley hará que las plataformas sean legalmente responsables de prevenir y mitigar los daños a los jóvenes en línea, como los contenidos que promueven el suicidio, los trastornos alimentarios, el abuso de sustancias, el acoso y la explotación sexual.
Estas y otras disposiciones de este amplio proyecto de ley bipartidista ayudarán a proteger a los jóvenes y garantizarán la existencia de normas reales y aplicables para las grandes empresas tecnológicas.
Sabemos que las empresas pueden hacer estos cambios. De hecho, en Europa, muchas reformas similares ya son ley. Las plataformas online pueden hacerlo, pero no lo harán por sí solas. Siempre priorizarán sus beneficios sobre el bienestar de los jóvenes. Por eso necesitamos incluir protecciones en la ley también en Estados Unidos.
Hemos visto cómo estados, distritos escolares y padres han puesto en marcha sus propios esfuerzos para responsabilizar a las plataformas a través de nuevas leyes y litigios. Estos esfuerzos reflejan la creciente frustración de los estadounidenses ante los peligros que el mundo online representa para los niños y la urgente necesidad de responsabilizar a estas empresas. Sin embargo, este problema persistente sólo continuará sin una legislación federal integral como nuestra Ley de Seguridad Infantil en Internet para garantizar que todos los niños, independientemente de su código postal, estén seguros en Internet.
Decenas de padres y defensores de los menores acudieron a Washington D.C. a finales del año pasado para instar a los miembros del Congreso a aprobar la Ley de Seguridad Infantil en Internet.
Padres valientes transformaron su indescriptible dolor en acción para asegurarse de que ninguna familia más tuviera que sufrir el desgarrador dolor de perder a su hijo. Defensores de los adolescentes que habían sufrido daños inmensos y perdido amigos a causa de las prácticas adictivas y peligrosas de las plataformas en línea expresaron su profunda preocupación.
Uno de los padres compartió con el Congreso un mensaje sobre su visita. Dijo: "¿Cuántos niños más tienen que morir para que les demos prioridad? Ahora es el momento. Hagámoslo. Aprobémoslo".
La poderosa llamada a la acción de esta madre -junto con las innumerables voces de otros padres y jóvenes de todo el país que denuncian la avalancha de contenidos tóxicos, nocivos y controlados por algoritmos a los que se enfrentan en Internet- ayudó a los legisladores y al público a comprender lo que está en juego.
Es gracias a sus esfuerzos -una coalición amplia y poco común- que el Congreso estuvo tan cerca de aprobar este importante proyecto de ley a finales del año pasado y por lo que seguimos luchando para que se apruebe ahora. Aun así, a pesar de la clara demanda popular de acción, sabemos que será una lucha cuesta arriba contra los abogados y grupos de presión de las grandes tecnológicas.
Estamos orgullosos de volver a presentar la Ley de Seguridad Infantil en Internet para cambiar este statu quo inaceptable. Con el impulso bipartidista y el apoyo de defensores, expertos, padres y jóvenes, estamos presionando para que esta legislación se convierta en ley, y la seguridad en línea de los niños, y no los beneficios de las grandes tecnológicas, en la norma.
